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Foto: Mari Carmen Sánchez / Patricia Sosa posa con Chucho Valdés en Benalmádena.

El pianista cubano y la cantante argentina graban un disco juntos.

 

diariosur.es – 01 de junio de 2015 / Texto: Regina Sotorrío

Colaboración

‘Once’, en el que colaboran Miguel Poveda y el guitarrista Daniel Casares, toma forma estos días en el estudio del músico en Benalmádena

 

El ‘ring’ de la puerta no para de sonar. La casa, habitualmente un remanso de paz en un lugar apartado de Benalmádena pueblo, es hoy un constante ir y venir de personas. Unos con cámaras, otros con instrumentos a cuestas. Y todos acaban en el mismo sitio, en la planta baja. Allí, entre una hilera de premios Grammys y fotos en las que se reconoce a Santana o Herbie Hancock, se está gestando algo: ‘Once’, el nuevo disco de Chucho Valdés y Patricia Sosa. El pianista cubano y la cantante argentina graban en el estudio del músico su primer álbum conjunto, once temas entre las que hay melodías del cancionero cubano (‘Allí’, ‘Envidia’), canciones compuestas por Valdés y Pablo Milanés (‘Distancia’, ‘Días de otoño’) y otras firmadas por Sosa (‘Marcada a fuego’, ‘Vela encendida’). Entre las colaboraciones, las voces de Miguel Poveda y Esperanza León y la guitarra del malagueño Daniel Casares.

¿Y cómo surge esta alianza?

Patricia: Hay veces que uno no planea nada y el universo conspira. Y eso es lo que nos sucedió a Chucho y a mí.

Chucho: ¡Qué lindo eso! ¡Cómo son las cosas cuando son del alma!

La suya es una historia de casualidades. Cuenta Chucho que estaba comprando en Buenos Aires cuando escuchó una canción de fondo con una voz que le impactó. Preguntó por el nombre de la artista: Patricia Sosa. Y por el título del tema: ‘Por él’. E inmediatamente se compró todos los discos de ella que encontró en ese centro comercial. En esa misma semana, Patricia Sosa estaba en Los Ángeles y un amigo le recomendó que escuchara un disco:el de Chucho con Concha Buika. Ese mismo amigo le comentó entonces que podía presentarle al pianista cubano, que llegaba al día siguiente a Los Ángeles. Justo cuando ella se marchaba. «Así que yo volé a Argentina cuando Chucho voló a Los Ángeles. Se cruzaron nuestras energías en el aire», añade la cantante y también actriz argentina. Pero el contacto estaba ya hecho. «Hola Patricia, habla Chucho», fue lo que escuchó a los pocos días al otro lado de la línea telefónica. Era el año 2010, y desde entonces andan planeando este encuentro en Benalmádena.

Juntos arman un repertorio «variado y rico en ritmos» que supone un desafío para ambos. Para Patricia Sosa, roquera enamorada de las baladas, porque nunca antes había cantado un chachachá, una bachata o un bolero. «Y traté a cada canción ponerle mi estilo sin desvirtuar el ritmo». Y para Chucho porque quería darle su toque ‘a la cubana’, un aire caribeño con la percusión y el tipo de ‘tumbao’ adecuado sin que chocara con la voz de Patricia. Ambos se atreven incluso a hacer una incursión en el flamenco. «¡En la vida pensé que dos de mis canciones se iban a arreglar con armonías flamencas!», exclama ella.

El rasgueo de la guitarra lo pondrá un malagueño, Daniel Casares, que mientras Chucho y Patricia hablan ensaya ya en el estudio. Y el pianista cubano y compositor no le quita oído durante la conversación.

«¿Sabes dónde va la guitarra?», le pregunta en un momento dado. Y uno a las teclas y el otro a las cuerdas, empiezan a tocar ante la atenta mirada de todos los que están en la sala.

La voz definitiva se grabará en Argentina. Después se sumarán vientos, cuerdas, guitarra eléctrica y coro. En junio estará todo listo y se escuchará «pronto», señalan. «Lo más lindo debe ser cantar estas canciones en vivo», desea PatriciaSosa. Pero para eso tendrán que cuadrar las agendas imposibles de ambos. Ella empieza ahora en Argentina un programa de televisión parecido a ‘La voz’. Y él continúa con la maleta a cuestas por el mundo con la celebración del 40 aniversario de la orquesta Irakere, un proyecto rompedor en su tiempo que le trae «muy lindos recuerdos». «De la lucha de empezar con el grupo sin saber qué iba a pasar, de los primeros conciertos y de los primeros tropiezos. Caímos de cabeza dos mil veces, pero no paramos». Y aquí está la prueba.

 

Fuente: diariosur.es